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Un programa revolucionario para Chile (Cuadernos Marxistas)

El lider bolchevique Trotsky, organizador del Ejercito Rojo de Obreros y Campesinos,
 se dirige a las heroicas tropas internacionalistas



Un programa revolucionario para Chile

"La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria." Estas palabras del programa de la Cuarta Internacional, escritas por Trotsky hace casi 35 años, han sido completamente confirmadas en Chile hoy. Las condiciones objetivas para una revolución socialista han existido durante décadas. Por medio de ocupaciones de tierras y de fábricas, movilizaciones de masas contra las fuerzas contrarrevolucionarias, aún en las olas iniciales de entusiasmo con que fueron acogidas las promesas de Allende, los obreros han mostrado repetidamente su deseo por un gobierno propio, por su propia dirección de clase. Pero los líderes tradicionales del movimiento obrero se esfuerzan por encima de todo en atar a las masas a su enemigo de clase. Lo que se necesita es una dirección bolchevique, un partido de vanguardia proletario.

El logro de este lema plantearía a quemarropa una elección perentoria: la dictadura del proletariado o la contrarrevolución burguesa —guerra de clases abierta. Un arma poderosa para romper el yugo de los traidores de clase es la demanda que los partidos obreros deben "ROMPER CON LA BURGUESÍA Y SUS PARTIDOS — FORMAR UN GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO BASADO EN UN PROGRAMA REVOLUCIONARIO". Este eslogan pone en evidencia la negativa de los reformistas a romper con el enemigo de clase. Sin expresar ninguna confianza en el deseo de los reformistas de tomar el poder y gobernar en su propio nombre, los bolcheviques deben al mismo tiempo continuar su propia agitación a favor de demandas de transición que constituyen un programa revolucionario para un gobierno obrero. Si se formase un tal gobierno, sería sólo un episodio breve en el camino hacia la dictadura del proletariado; el paso siguiente sería la guerra de clases abierta.

En Chile hoy, como el resultado de más de un siglo de desarrollo capitalista, la clase dirigente en el campo es una burguesía agraria; aparte de las comunidades indígenas hay pocas restricciones feudales en la propiedad de la tierra. El campesinado se caracteriza por un pequeño sector de campesinos medios (19 por ciento de la población agraria), comparado con los campesinos pobres (32 por ciento), los semi-proletarios (inquilinos)(26 por ciento) y el proletariado agrícola (14 por ciento). Por eso la dirección básica en el campo debe ser hacia la organización de los campesinos pobres, los semiproletarios y el proletariado rural en alianza con la clase obrera urbana. El lema principal debe ser por la "EXPROPIACIÓN INMEDIATA DE LA BURGUESÍA AGRARIA, SIN COMPENSACIÓN". La forma inmediata de explotación de las haciendas expropiadas seria decidida por comités de campesinos pobres y obreros agrícolas, aunque probablemente comprendería cierto grado de producción colectiva. (La mayoría de los asentamientos de la reforma agraria son cultivados colectivamente, asi como las haciendas tomadas.)

Un importante punto en discusión en Chile hoy es la actitud hacia la pequeña burguesía. Frente a los esfuerzos de la burguesía para atraerse a la clase media a través de su respeto por la propiedad privada, Allende sólo sabe capitular. Como marxistas, nosotros buscamos ganar a los sectores más bajos y más explotados de la pequeña burguesía por medio de un audaz programa de expropiaciones, planteando la dictadura del proletariado como la garantía de una sociedad estable y democrática, en contra de la anarquía burocrática desenfrenada en Chile hoy. Buscamos el neutralizar a otros sectores de la pequeña burguesía, incluyendo a los campesinos medios, con garantías contra la colectivización forzada y por medio de crédito, barato y un mercado cooperativo. Sin embargo, hacia la burguesía en sí, sólo una actitud es posible: "EXPROPIACIÓN TOTAL DE LA BURGUESÍA, COMENZANDO CON LOS SECTORES CLAVES, NINGUNA COMPENSACIÓN."

Pero la clave de un programa revolucionario en Chile es la cuestión del poder estatal —la dictadura del proletariado. Por lo tanto requerimos la creación de "MILICIAS OBRERAS ARMADAS BASADAS EN LOS SINDICATOS". Inicialmente dirigidas contra las bandas fascistas, estos serán los instrumentos decisivos para dividir el ejército y derrumbar el estado burgués.

Para movilizar a la clase obrera en su totalidad, y a sus aliados entre los otros sectores explotados de la población, reclamamos la creación de soviets de delegados obreros y campesinos pobres. Como instrumentos para organizar la conquista del poder, se transformarán en la semilla de la dictadura del proletariado.

El camino a la victoria será arduo. La ausencia de un partido revolucionario de vanguardia es hoy el problema fundamental que afrontan los obreros chilenos. Esta vanguardia debe ser forjada a través de una lucha acerba por un programa de clase, contra el frente popular y los reformistas de la UP que están haciendo lo imposible por estrangular la revolución. Como Trotsky escribió sobre España: "PARA TENER ÉXITO EN TODAS ESTAS TAREAS, TRES CONDICIONES SON NECESARIAS: UN PARTIDO; OTRA VEZ UN PARTIDO; Y DE NUEVO, UN PARTIDO." •

Cuadernos Marxistas, nº3, 1972ko abendua.