Trotskystes | Estatu Batuetako trotskistak

EE.BB.ak, utikan Iraketik!
Israel, utikan Lurralde Okupatuetatik!
Hautsi Alderdi Demokratikoarekin, gerra eta arrazakeriaren alderdia--
Iraultza sozialistaren alde borrokatzen duen langileen alderdi baten alde!

German, Joseba, herriak ez du barkatuko!

Germanen (Liga Komunista Iraultzailean militatzen zuen gaztearen) eta Josebaren erailketen urtemugan,
Ez dugu ahazten, ez dugu barkatzen!
Polizia hiltzailea! Indar errepresiboak apurtu!

Iruñeko txakurrak herritarrak mehatxatzen

Solidaridad con los obreros huelguistas del Metro de Madrid

Solidarité avec les grèvistes de Metro Madrid!!
Elkartasuna Madrilgo metroko grebalariekin!!

"Mientras los liberales (y los liquidadores) les dicen a los obreros: "Sois fuertes cuando teneis la simpatía de la 'sociedad' ", los marxistas les dicen a los obreros algo distinto, a saber: "Teneis la simpatía de la 'sociedad' cuando sois fuertes".

--Lenin, Huelgas políticas y económicas, mayo de 1912.
.
.
ELKARTASUNA MADRILGO METROKO GREBALARIEKIN
JO ETA KE IRABAZI ARTE!!

Liberté, égalité, fraternité...

El motín de Kronstadt de 1921: Documento de los Blancos


Publicado por el historiador Paul Avrich, simpatizante con los anarquistas.

MEMORÁNDUM SOBRE LA CUESTIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
DE UN LEVANTAMIENTO EN KRONSTADT*

Máximo secreto. 1921

Información emanada de Kronstadt obliga a creer que durante
la próxima primavera se producirá un levantamiento en
Kronstadt. Si su preparación recibe alguna ayuda exterior, se
puede contar enteramente con el éxito del levantamiento, que
se verá favorecido por las siguientes circunstancias:
En el momento actual, están concentrados en el puerto de
Kronstadt todos los buques de la flota del Báltico, que aún conservan
importancia militar. A este respecto, la fuerza predominante
de Kronstadt reside en los marineros de la flota en actividad,
así como en los marineros que cumplen tareas en tierra, en
la fortaleza de Kronstadt. Todo el poder está concentrado en
manos de un pequeño grupo de marineros comunistas (el Soviet
local, la Cheka, el Tribunal Revolucionario, los comisarios
y las organizaciones colectivas partidarias de los buques, etcétera).
El resto de la guarnición y los obreros de Kronstadt no
desempeñan un papel significativo. Entretanto, se pueden observar
entre los marineros abundantes e inconfundibles signos
de descontento de masa respecto del orden existente. Los marineros
se unirán en forma unánime a las filas de los insurgentes,
una vez que un pequeño grupo de personas tome el poder en
Kronstadt mediante una acción rápida y decisiva. Entre los
marineros ese grupo ya se ha formado, y está listo para realizar
con eficacia las más enérgicas acciones.
El gobierno soviético está bien informado acerca de la actitud
hostil de los marineros. A este respecto, el gobierno ha previsto
que la disponibilidad de alimentos en Kronstadt sólo alcance para una semana por vez, mientras que anteriormente
los embarques alcanzaban para todo un mes. Tan grande es la
desconfianza de las autoridades soviéticas hacia los marineros
que se ha asignado un regimiento de infantería del Ejército Rojo
para que vigile las rutas hacia Kronstadt a través del hielo que
cubre en la actualidad al golfo de Finlandia. Pero en caso de un
levantamiento, este regimiento no podrá ofrecer ninguna resistencia
seria a los marineros, pues si el movimiento se prepara
en forma adecuada el regimiento será tomado desprevenido por
los marineros.
Al apoderarse del mando sobre la flota y las fortificaciones
de Kronstadt misma la rebelión se asegurará el ascendiente sobre
los otros fuertes no situados en la vecindad inmediata de la
isla de Kotlin. La artillería de estos fuertes tiene un ángulo de
tiro que no le permitirá disparar contra Kronstadt, mientras
que las baterías de Kronstadt son capaces de dirigir su fuego
contra los fuertes (el fuerte “Obruchev”, que se rebeló en mayo
de 1919, se rindió media hora después que las baterías de
Kronstadt abrieron fuego contra él).
La única resistencia militar concebible contra el levanta miento,
inmediatamente después que éste haya comenzado, sería el
que podrían oponer los bolcheviques al abrir fuego contra
Kronstadt desde las baterías de Krasnaya Gorka (el fuerte situado
en el continente, en la costa sur del golfo de Finlandia).
Pero la artillería de Krasnaya Gorka carece totalmente de poder
frente a la de los buques y baterías de Kronstadt. En los
barcos de Kronstadt hay por lo menos 32 cañones de 12 pulgadas
y 8 cañones de 10 pulgadas (sin contar los de menor calibre,
sobre cuyo estado no se dispone de información fidedigna).
En Krasnaya Gorka hay solamente 8 cañones de 12 pulgadas
y 4 de 8 pulgadas; el resto de los cañones de Krasnaya Gorka es
de calibre insuficiente como para poder dañar a Kronstadt.
Además, todo el abastecimiento de proyectiles de artillería de
Kronstadt, Krasnaya Gorka y la flota del Báltico se conserva en
los polvorines de Kronstadt y estará, por lo tanto, en manos
rebeldes. Por ende, los bolcheviques no podrán reprimir el levantamiento
de Kronstadt mediante fuego de artillería de sus
baterías de Krasnaya Gorka. Por el contrario, debemos suponer
que en caso de un duelo de artillería entre Krasnaya Gorka
y Kronstadt, vencerá esta última (el levantamiento de Krasnaya
Gorka en mayo [junio] de 1919 fue reprimido por Kronstadt
después de un bombardeo de cuatro horas que destruyó todos
los edificios de la región de Krasnaya Gorka –los bolcheviques
mismos prohibieron disparar directamente contra las baterías
de Krasnaya Gorka, con el fin de preservarlas para su uso posterior–).
Por lo dicho más arriba, resulta claro que existen circunstancias
excepcionalmente favorables para que tenga éxito un
levantamiento en Kronstadt: 1) la presencia de un grupo fuertemente
articulado de enérgicos organizadores del levantamiento;
2) una correspondiente inclinación hacia la rebelión entre
los marineros; 3) la pequeña región de operaciones delimitada
por los estrechos contornos de Kronstadt. que asegurará el éxito
total del levantamiento; y 4) la posibilidad de preparar la
rebelión en pleno secreto, debido al aislamiento de Kronstadt
respecto de Rusia y a la homogeneidad y solidaridad que reina
entre los marineros.
Si la rebelión tiene éxito, los bolcheviques, sin buques listos
para el combate fuera de Kronstadt ni la posibilidad de concentrar
artillería de tierra de suficiente poder como para silenciar a
las baterías de Kronstadt (particularmente en vista de que las
de Krasnava Gorka no pueden contra ellas), no estarán en condiciones
de tomar Kronstadt mediante bombardeos desde la
costa o con una acción de desembarco coordinado de tropas.1
Hay que observar, además, que la fortaleza de Kronstadt y la
flota operativa están equipadas con artillería destinada a contener
las invasiones, en número tan abundante como para crear
una cortina impenetrable de fuego. Si se desea llevar a cabo un
desembarco es necesario silenciar primero esa artillería, tarea
que los bolcheviques no tendrán la capacidad de realizar en
vista del apoyo que los cañones pesados de Kronstadt y de su
flota darán a la artillería contra las invasiones.
Visto lo dicho más arriba, la situación militar de Kronstadt a
continuación de la revuelta puede considerarse como completamente
segura, y la base podrá resistir tanto como sea necesario.
Sin embargo, las condiciones internas de vida después de la
rebelión pueden resultar fatales para Kronstadt. La comida sólo
bastará para unos pocos días después del levantamiento. Si
Kronstadt no es abastecida inmediatamente después de producido
el movimiento, y no se asegura adecuadamente la provisión
futura, el hambre inevitable forzará a Kronstadt a someterse
nuevamente a la autoridad de los bolcheviques. Las
organizaciones antibolcheviques rusas no son bastante fuertes
para resolver este problema alimentario y se ven forzadas a
solicitar ayuda al gobierno francés.
Para evitar toda demora en el abastecimiento alimentario de
Kronstadt inmediatamente después del levantamiento, es necesario
que antes del tiempo señalado se embarquen en buques de
transporte abastecimientos apropiados de alimentos, y tales
buques esperan órdenes en puertos del mar Báltico para seguir
a Kronstadt.
Aparte de la rendición de Kronstadt a los bolcheviques en
caso de que no se la provea de alimentos, surge el peligro de
una quiebra de la moral entre los rebeldes mismos, como resultado
de lo cual podría restablecerse la autoridad bolchevique
en Kronstadt. Tal quiebra moral sería inevitable si los marineros
insurgentes no recibieran seguridades de simpatía y apoyo
del exterior, en particular del Ejército ruso comandado por el
general Wrangel, y también si los marineros se sintieran aislados
del resto de Rusia al percibir la imposibilidad de que se
extienda la rebelión para lograr el derrocamiento del poder soviético
en Rusia misma.
A este respecto, sería extremadamente deseable que en el
tiempo más breve posible después de realizado el levantamiento
lleguen a Kronstadt algunas naves francesas, como símbolo
de la presencia de la ayuda francesa. Aun más deseable sería la
llegada a Kronstadt de algunas unidades del Ejército ruso. Para
la selección de tales unidades debería darse preferencia a la flota
rusa del Mar Negro, surta ahora en Bizerta, pues la llegada
de marineros del Mar Negro en ayuda de sus camaradas de la
flota del Báltico provocaría un incomparable entusiasmo entre
estos últimos.
También debe tenerse presente que no se puede contar con la
organización ordenada de la autoridad en Kronstadt, especialmente
en los primeros días del levantamiento, y que a este respecto
la llegada de unidades del Ejército ruso o de la flota bajo
el comando del general Wrangel sería de efecto extremadamente beneficioso, en la medida en que toda la autoridad en
Kronstadt pasaría automáticamente a manos de los oficiales de
rango de estas unidades.
Además, si suponemos que se lanzarán operaciones militares
desde Kronstadt para derrocar a la autoridad soviética en
Rusia, se requeriría también para este propósito que acudieran
a Kronstadt las fuerzas armadas rusas del general Wrangel.
Respecto de esto, es apropiado mencionar que para tales operaciones
–o meramente para la amenaza de realizarlas–
Kronstadt puede servir como una base invulnerable. El objetivo
más cercano de acción desde Kronstadt sería la indefensa
ciudad de Petrogrado, cuya conquista significaría haber ganado
la mitad de la batalla contra los bolcheviques.
Sin embargo, si por alguna razón se estimara indeseable realizar
además en un futuro cercano una campaña desde Kronstadt
contra la Rusia soviética, entonces el hecho de que Kronstadt
haya sido fortificada con tropas rusas antibolcheviques, que
actuarían en coordinación con el comando francés, tendría aún
considerable significación en el desarrollo de la situación militar
y política general en Europa durante el curso de la próxima
primavera.
Sin embargo, es necesario tener presente que si el éxito inicial
del levantamiento de Kronstadt se malogra por el inadecuado
abastecimiento de la ciudad con alimentos, o debido a la
desmoralización de los marineros del Báltico o de la guarnición
de Kronstadt por falta de apoyo moral y militar, se producirá
entonces una situación en que la autoridad soviética no se verá
debilitada sino fortalecida, y sus enemigos desacreditados.
En vista de lo dicho, las organizaciones antibolcheviques rusas
tendrían que sostener la posición de que deben abstenerse de
contribuir al éxito de la rebelión en Kronstadt si no tienen la
plena seguridad de que el gobierno francés ha decidido dar los
pasos necesarios a este respecto, en particular: 1) hacerse cargo
de la provisión de apoyo financiero para la preparación del
levantamiento, cuyo éxito requeriría una suma extremadamente
pequeña, quizás alrededor de los 200.000 francos; 2) hacerse
cargo de la financiación ulterior de Kronstadt, luego de producido
el vuelco de la situación; 3) proveer al abastecimiento
alimentario de Kronstadt y asegurar que arriben a la ciudad las
primeras entregas de alimentos inmediatamente después del
pronunciamiento, y 4) declarar su acuerdo con la llegada a
Kronstadt, después de la revuelta, de buques de guerra franceses
y también de unidades terrestres y navales de las fuerzas
armadas del general Wrangel.
En vinculación con lo antedicho, no se debe olvidar que aun
en el caso de que el comando francés y las organizaciones
antibolcheviques rusas no tomen parte en la preparación y dirección
del levantamiento, éste se producirá igualmente en la
próxima primavera, pero luego de un breve período de éxito
estará condenado al fracaso. Tal hecho fortalecería grandemente
el prestigio de la autoridad soviética y privaría a sus enemigos
de una oportunidad muy rara –que probablemente no se repetirá–
de apoderarse de Kronstadt e infligir al bolcheviquismo el
más severo de los golpes, del cual no se recuperará.
Si el gobierno francés estuviera de acuerdo en principio con
las consideraciones formuladas más arriba, sería deseable que
designara a una persona con la cual puedan entrar en acuerdos
más detallados los representantes de los organizadores de la
rebelión, y a la cual puedan comunicar los detalles del plan del
levantamiento y demás acciones, así como proporcionar información
más exacta respecto de los fondos requeridos para la
organización y demás financiación del movimiento.

NOTAS
* “Dokladnaia zapiska po voprosu ob organizatsii vosstaniia v Kronshtadte”,
manuscrito, Columbia Russian Archive. (Traducido por el autor)
1 El autor del memorándum supone que la sublevación ocurrirá después de
derretido el hielo.

A pesar de todo (Karl Liebknecht, 1919)

A pesar de todo

Ultimo escrito de Karl Liebknecht antes de ser asesinado por la socialdemocracia (14/1/1919)

¡Asalto general contra los espartaquistas! ¡Muerte a los espartaquistas!
¡Atrapadlos, golpeadlos, fusiladlos, pisoteadlos, hacedlos
jirones!... En efecto, lo han conseguido, “Espartaco” ha sido
aniquilado. ¡Y ahora vienen los gritos de alegría, desde el “Post”
hasta el Vorwaerts!
¡”Espartaco” ha sido aniquilado! Los sables, los revólveres y
los mosquetones de la vieja policía germánica, reconstituida mediante
el desarme de los obreros revolucionarios tras la terminación
de la guerra, han sido los que han sellado nuestra derrota.
¡”Espartaco” ha sido aniquilado! Bajo la guardia de las bayonetas
del coronel Reinhardt, de las metralletas y de los lanzaminas
del general Lüttwitz, tendrán lugar al fin las elecciones para la
Asamblea Nacional... pero será el plebiscito de Luis Napoleón
Ebert.

¡”Espartaco” ha sido aniquilado! Y es cierto. Los obreros revolucionarios
de Berlín han sido aplastados. Cientos de los mejores
de ellos han sido masacrados. Es cierto. Y un millar de entre los
más fieles arrojados a los calabozos... En efecto, ahí están los vencidos:
abandonados por los marineros, por los soldados, por los
cuerpos de protección, por la milicia popular, por todos aquellos
en cuya ayuda tan firmemente habían confiado.
Lo más importante, sin embargo, ha sido que su fuerza y su
formidable impulso inicial ha sido frenado por la indecisión y la
debilidad de sus jefes, de forma que tan sólo así ha sido posible
que la terrible marea de lodo de la contrarrevolución haya arrastrado
y ahogado a unos luchadores tan decididos.

En efecto, han sido derrotados. Habrá que pensar que su derrota
era un mandamiento de la historia. La revolución no estaba
madura. Los tiempos no eran los más apropiados... Y a pesar de
todo la lucha era inevitable! Dejar a los Ernst, Hirsch y demás
consortes la posibilidad de retomar la Prefectura de policía, convertida
en una especie de palládium de la revolución, hubiera sido
la verdadera derrota y el indiscutible deshonor. La lucha le fue
impuesta al proletariado por toda la camarilla de Ebert, y las masas
berlinesas se levantaron entonces, con un espontáneo rugido,
abatiendo toda clase de dudas e incertidumbres.
En efecto, los obreros revolucionarios de Berlín han sido
aplastados, y los Ebert-Scheidemann-Noske han resultado victoriosos.
Se han alzado con la victoria porque los generales, la burocracia,
los señores de las chimeneas y de los bancales de lechugas,
los clérigos, los sacos de dinero y todo lo que es asmático, limitado
y retrógrado, les han ayudado apoyándose en las bombas
de gas, las metralletas y las granadas.

¡Pero hay victorias que son derrotas y derrotas que son victorias!
Los vencidos de la semana sangrienta de este enero han
combatido gloriosamente. Han luchado por una gran causa, por
los objetivos más nobles para una humanidad sufriente, por la liberación
material y espiritual de las masas esclavizadas. Han vertido
su sangre por una tarea sagrada y por ello su sangre es también
sagrada. De cada gota de esa sangre nacerán los vengadores
de los que han caído ahora. De cada fibra aplastada surgirán nuevos
combatientes, porque su causa es eterna e imperecedera
como el mismo firmamento.

Los vencidos de hoy serán los vencedores de mañana, puesto
que la derrota es su mejor enseñanza. El proletariado alemán está
falto aún de la necesaria experiencia y de una tradición revolucionaria.
Y tan sólo a fuerza de tener su calvario, de aprender a costa
de caídas y errores juveniles, de sufrir en su carne el dolor de
los fracasos, podrá al fin adquirir la formación práctica que le garantice
la victoria final.
Para las fuerzas primitivas de la revolución, elementales y en
su natural desarrollo, la derrota debe significar ante todo una
cosa: el estímulo. Porque, de derrota en derrota, su camino acabará
por llevarlas al éxito.

...Y de los vencedores de hoy, ¿qué decir? ¿Qué decir que no
sea calificarlos como un informe amasijo sangriento arrastrándose
en favor de una causa sin nombre? ¡Son los enemigos mortales
del proletariado! Miradlos bien, porque basta con mirarlos, para
comprender que, hoy ya, son los prisioneros de sus propias vícti-
mas. La socialdemocracia presta aún su nombre a la firma del
Santo Imperio romano-germánico, pero su plazo no es más que el
cuarto de hora escaso de gracia que se le concede al condenado.
Los traidores están ya de hecho en la picota de la historia. El
mundo no ha conocido jamás a unos Judas semejantes, pues no se
han conformado con vender una causa sagrada, sino que han clavado
la cruz con sus propias manos. Lo mismo que la socialdemocracia
oficial en agosto de 1914, ésta de ahora, mucho más vergonzante,
ofrece la misma imagen execrable. La burguesía francesa,
para encontrar a sus verdugos en junio de 1848 y en mayo
de 1871 debió buscarlos entre sus propias filas. La burguesía alemana
no ha tenido necesidad ni siquiera de esto, porque los mismos
socialdemócratas se han ofrecido para realizar tan sucio,
despreciable y sangriento trabajo. Los Cavaignac y los Gallifet están
personificados hoy en Noske, que se denomina a sí mismo
como “el obrero alemán”.

El sonido de las campanas llama a la masacre. Con música y
pañuelos agitados, los capitalistas salvados del “terror bolchevique”
festejan aún a la soldadesca providencial. La pólvora humea
aún y el fuego del asesinato de los trabajadores se incuba sobre la
ceniza. Los proletarios caídos se remueven aún donde han caído
y los heridos todavía sangran por sus heridas... Pero ellos no
piensan más que en hacer desfilar a los batallones asesinos, mientras
que los señores Ebert, Scheidemann y Noske se exhiben inflados
por un orgullo falsamente victorioso.

Entre tanto, el proletariado de todo el mundo se dispone a rechazar
las manos que los vencedores pretenden tender a la Internacional,
unas manos impregnadas aún con la sangre de los obreros
alemanes... Contaminados, excluidos de toda humanidad decente,
arrojados a golpes de látigo de la Internacional, odiados y
malditos por todos los trabajadores: tal es el destino de nuestros
vencedores.
Alemania entera ha sido sumida en la vergüenza más absoluta...
por ellos. ¡Los traidores de sus hermanos gobiernan hoy al
pueblo alemán! ¡Unos asesinos fratricidas erigidos en gobernantes!
Es evidente que su gloria no puede durar mucho. ¡Apenas si
un cuarto de hora de gracia! Porque su reino acabará por encender
de nuevo en los corazones la llama de la revolución. En efecto,
la revolución del proletariado que ellos han pensado sofocar
con la sangre, se alzará por encima de sus cabezas... como un gigante
demoledor. Y su primera consigna será la siguiente: “¡Abajo
los asesinos de obreros Ebert-Scheidemann-Noske!”

Los vencidos de hoy saben algo que no sabían. Están curados
de falsas ilusiones. Hoy saben que no cabe confiar en el apoyo de
nadie, salvo en sus propias fuerzas. Ni siquiera deberán confiar
en los jefes, posiblemente impotentes o incapaces. Los vencidos
de hoy están curados de toda fe centralizadora, de toda creencia
en la sabiduría del partido, sobre todo si éste se autodenomina de
“independiente”. Los revolucionarios han aprendido que, tan
sólo confiando en ellos mismos, podrán librar las batallas futuras,
consiguiendo por ellos y para ellos las victorias del porvenir. La
palabra siguiente a la emancipación de la clase obrera no puede
ser otra más que la obra de la propia clase obrera. Es el derecho
que se habrá ganado a lo largo de numerosas experiencias como
la de la última semana. Y entonces hasta los soldados, engañados
y ofuscados, reconocerán rápidamente el juego que se ha estado
jugando con ellos, lo cual ocurrirá cuando sientan abatirse de
nuevo el látigo del militarismo sobre ellos, despertando así de la
borrachera que actualmente les aturde.

¡”Espartaco” ha sido aniquilado! Es cierto. Pero nosotros seguimos
aquí. No hemos huido ni hemos muerto. Y aunque nos
encadenen, seguiremos aquí, continuaremos estando aquí... hasta
que consigamos alzarnos con la victoria que pretendemos. “Espartaco”
significa fuego y espíritu, significa alma y corazón, significa
voluntad y acción en favor de la revolución del proletariado.
“Espartaco” significa toda la miseria actual y la natural
aspiración a la felicidad, significa y encierra en sí toda la conciencia
de clase del proletariado y toda su audacia para la lucha. “Espartaco”
significa socialismo y revolución mundial.

El camino de Gólgota para la clase obrera no se ha terminado
aún. Pero el día de la liberación está cada vez más próximo. Será
el día del juicio de los Ebert-Scheidemann-Noske y de todos los
poderosos del capitalismo que hoy se ocultan tras ellos. Las olas
de los acontecimientos se levantan hasta el cielo... y nosotros estamos
ya acostumbrados a ser arrojados desde lo más alto a lo
más profundo, pero también estamos habituados a la trayectoria
inversa, lo que no evitará que nuestro navío siga inflexible su ruta
hacia el destino que tiene marcado.

Que nosotros estemos o no entre los hombres, cuando dicha
meta sea conquistada, es lo de menos, porque nuestro programa
seguirá vivo para regir el mundo de la humanidad liberada... ¡A
pesar de todo!

¡A pesar de todo! A pesar de todos los fracasos y derrotas previas,
el ejército aparentemente adormecido de los proletarios se
despertará como ante las trompetas del juicio final, y los cadáveres
de todos los luchadores asesinados se pondrán de pie para pedir
cuentas a los que sólo se merecen sus maldiciones. Hoy no se
oye más que el rumor subterráneo del volcán, pero mañana estallará
en erupción para sepultar a los actuales vencedores entre las
cenizas abrasadoras y sus ríos de lava.
--Karl Liebknecht, 1919.